jueves, 22 de agosto de 2013

BAR DE HUMO / El sexo es tan incierto como los ángeles, como el tiempo...

En los primeros años de la década de los 90’, después de variopintas aventuras, conocí a un nutrido grupo de gente en la ciudad de Zaragoza, mentes inquietas, algo heterodoxo, que se encontraba en plena ebullición. Me trasladaba desde el pueblo donde entonces vivía hasta allí como aquel que baja a la panadería del barrio. Nada tenía que ver con lo que diariamente me encontraba en aquel pueblucho maldito de mentes obtusas. Una vez en Zaragoza, durante varios días a la semana, nos juntábamos para conversar sobre todo aquello que nos interesaba, ya fuera música, literatura, teatro, política o cine…, y así estuvimos un tiempo largo.


Como fruto de aquel ambiente, aunque no fuera este algo exclusivo, apareció “BAR DE HUMO”, una revista autogestionada repleta de relatos, poemas y relfexiones de distintos autores.
Una de tantas curiosidades de esta publicación, era el hecho de que, salvo en contadas ocasiones, la autoría de lo allí escrito no aparecía por ningún sitio. Cada poema, relato o ilustración surgía del “anonimato”, nadie estaba por encima de nadie. 


El sexo es tan incierto como los ángeles, como el tiempo,,
como el destino, ¿Como la muerte?, ????????????????,,,,,,,,
La muerte es segura hermano, !Tarda en llegar….!
!Pero llega!
Sopla el viento sobre los quejumbrosos espacios siderales,
los amputados sentidos que me hacen crear
esperanzas vanas sobre tus pechos,
!Me mienten!

Inmerso en una amplia verborrea, cálido e insinuante,
su lengua sibila ondula mas allá de su boca,
rozando 1a locura del delirio con la punta
ausculta el sexo hiriente de su vientre.

La amiga inquisición se niega a escuchar que folla,
que penetra el fuego del infierno
para procrear ilusos pensamientos.

Es tan incierto el destino como la suerte,
tan fría tu alma como este invierno que se nos viene,
eterno, pálido, sin concesiones,
con espadas afiladas para cortarnos la retirada,
¿A dónde?

Y pensamos seriamente en el suicidio
porque no queremos ver como despierta la bella durmiente,
100 años es demasiado tiempo para esperar
a ese príncipe demacrado por lo que viene,
que vaguea por las esquinas,
clavándose picos de droga bajo los dientes.

Es tan incierta la mar
que nos suplica que nos ahoguemos en ella,
que hagamos de nuestra muerte su violación mas bella,
que creemos ser atrapados por el sonido de sus entrañas,
como no nacidos todavía,
no queremos que nos hagan llorar,
con palmadas en el alma…



Sabiendo que la “poesía moderna” no despierta el más mínimo interés literario para muchos de los llamados “intelectuales”, manifiesto mi gusto por ella sobre otras muchas formas. Los versos, sin apenas rimas en innumerables casos, aparecen “desordenados”, poco simétricos, caóticos en apariencia… Sin embargo, todo esto siempre lo he agradecido, pues como he dicho en cuantiosas ocasiones, creo que de este modo las palabras reposan, respiran y echan a volar, al rato, a través de un cielo menos contaminado. 

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