martes, 6 de agosto de 2013

Otra forma de ver la Torre Eiffel


No pretendo descubriros nada nuevo en referencia a esta torre emblemática, tampoco desvelar ningún secreto en especial, simplemente, ofreceros otra visión distinta de la misma, la mía. Para ello, he recuperado unas cuantas fotografías realizadas allí en 2008, una noche fría de primavera.







Una vez arriba, acompañado por gente querida y un viento helador, decidí bajar andando por las escaleras, en solitario, desde lo más alto de la torre, haciendo de esta sencilla “aventura” una experiencia inolvidable.






Como podréis ver, estas fotografías poco o nada tienen que ver con las postales que, de forma sistemática, suelen despertar en nosotros ese característico afán por descubrir la ciudad de París, residencia de artistas e intelectuales de otras épocas. Una ciudad que, a día de hoy, tal vez sólo exista en nuestra imaginación...










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6 comentarios:

  1. Hola mi amigo querido, son unas fotos brutales, tremendas, y menos mal que las he visto después de verte en acción haciendo fotos, escoges unos recovecos excepcionales.......me han encantado!!!

    Eres una caja de sorpresas, emocionas con tus artes, con tus creaciones, con tu mirada del mundo....te quiero un puñao, os quiero mucho, besoss a Yolanda y a ti

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    1. Hola amiga.
      Creo que nada hubiera cambiado si hubieras visto estas fotos con anterioridad. No fuimos a Madrid para hacer fotos, aunque aun así hiciera unas cuantas (no puedo remediarlo).

      Jobarrrr... qué cumplidos me lanzas. No es para tanto querida Inma, tod@s somos una caja de sorpresas, como tú dices.

      MUCHOS BESOS DE LOS DOS, GUAPÍSIMA!!
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  2. Me han gustado maaaaas

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    1. Y maaaaas y maaaaas y maaaaas... Chim Pum!!
      Salud compañero.
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  3. Preciosas fotos: una mirada diferente por ese espléndida torre.
    No me extraña que disfrutaras haciéndolas. Y siento que no hayas tenido tiempo de visitarnos en Madrid.¡Otra vez será!
    Un beso.

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    1. Me lo pasé realmente bien, y eso que hacía un frío de narices por aquellas fechas. Con decirte que esa misma tarde se cubrieron las calles de nieve (aunque sólo fuera por unos instantes).

      Imagino que tras romper la maldición, visitaremos Madrid en otra ocasión, prometiendo avisarte.
      Besos, Matilde!!
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