León Benito Martón (1737)
foto: Pedro Mari Martín
La exposición “Cantorales. Códices miniados de la orden de San Jerónimo en la Catedral de Huesca”, fue una ocasión única para observar con calma tan preciadas obras de arte. Ubicada en el Salón del Tanto Monta del antiguo Palacio Episcopal de Huesca (acceso por un lateral hacia la parte trasera de la catedral), nos encontramos ante una imponente techumbre artesonada policromada de gran belleza.
foto: Pedro Mari Martín
Como bien pudimos leer en los paneles explicativos de la exposición, las primeras constituciones jerónimas recogen la importancia del canto en el coro, y también los cronistas y los historiadores de la orden insistieron en su significado para unos monjes que dedicaban hasta ocho horas diarias al oficio divino.
foto: Pedro Mari Martín
Los libros de canto llano son volúmenes manuscritos que tienen grandes dimensiones para que el texto, la notación musical y la iluminaciones pudieran ser vistos por los cantores desde sus asientos, dada la distancia que los separaba del facistol donde se colocaban los cantorales, que estaba situado en el centro del coro.
foto: Pedro Mari Martín
En el monasterio zaragozano los libros se guardaban en dos estancias que formaban parte del “Magestuoso Coro”. De estos códices decía Martón en 1737 que eran muy apreciadas “las iluminaciones; el verse estampada cada Fiesta de miniatura; la letra tan crecida, que se alcanza leer de muy lexos, y otros mil primores, que admiramos cada día”.
Miniatura con animal/bestia tocando la gaita de odre.
La imagen simboliza la "lujuria".
La imagen simboliza la "lujuria".
foto: Pedro Mari Martín
“…el
Padre Fr. Gilaberto de Flandes […] mandado de sus Prelados escrivía los Libros
grandes del Coro, al estilo que los hombres más diestros acostumbran, a Canto
Llano […], que es suya la mayor parte de los que ay en nuestra célebre Librería
de Coro”.
León Benito Martón (1737) El conjunto de cantorales procedente del antiguo monasterio zaragozano es hoy una magnífica colección de treinta y dos libros que transmiten el repertorio de la liturgia jerónima y abarcan el santoral y el año litúrgico casi en su totalidad. Están escritos en latín sobre pergamino pautado, con letras capitales mayúsculas para enfatizar el comienzo del canto o del rezo.
Cazador con lanza y "cuerno".
foto: Pedro Mari Martín
Los treinta dos libros de canto llano son casi los únicos tesoros del real monasterio de Santa Engracia que se salvaron cuando el edificio fue dinamitado en agosto de 1808 por las tropas francesas. Más tarde, como consecuencia de la desamortización de 1835 los ejemplares se dispersaron, encontrándose actualmente en tres sedes diferentes: Catedral de Huesca, Museo Arqueológico Nacional y la basílica de Santa Engracia de Zaragoza.
foto: Pedro Mari Martín
Los códices de la catedral de Huesca, con miniaturas realizadas a finales del siglo XV y en las primeras décadas del siguiente, constituyen la colección histórica más importante de libros de canto llano que existe en los archivos aragoneses. El propio Fernando el Católico tuvo muy en cuenta los libros de coro desde el momento de la fundación del monasterio. Es probable que la actividad más importante en el scriptorium del monasterio de Santa Engracia comenzara a partir de 1502 con fray Gilaberto de Flandes (+1575). En los conservados en la catedral de Huesca intervino el scriptor Francisco Lorieri.
Miniatura con gaitero (centro) y dos personajes (ambos lados)
que bailan portando cascabeles o sonajas
foto: Pedro Mari Martín
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Voy a tener que pasar por tu tierra.... Sin remedio! Gracias por esta información y un abrazo.
ResponderEliminarAquí estaremos Matilde!!
ResponderEliminarUn abrazo bien grande.
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Hola,encontré un cuadro,y estoy buscando en internet de que se trata ya que está muy interesante su aspecto,creo que me podrías ayudar a saber de qué se trata.
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