miércoles, 2 de septiembre de 2020

Novias como moneda de cambio: -Mi padre necesitaba vacas y no a mí- (la historia continúa)

A veces creo que, en esta parte del mundo sobre todo, practicamos con esfuerzo ese deporte tan en auge que es el "ombliguismo", sea a nivel individual o colectivo, edades diversas, géneros o clases sociales... sin excluirnos seguimos cometiendo aberraciones sangrantes. El arte de mirarnos "el ombligo" y darle importancia a ciertos asuntos como si de ello dependiera nuestras vidas, dice mucho y mal del camino que hemos escogido en este tramo de nuestra "evolución humana" (y antes de seguir debo aclarar que ya he valorado muchos factores culturales, socioeconómicos, políticos, etc).
No estar de acuerdo con ello me resulta natural.


En algunas regiones del planeta (en demasiadas, por desgracia) nacer mujer es un lastre para el seno de la familia o sociedad que la recibe. Una nueva vida que no es motivo de celebración debería llevarnos siempre hacia la tristeza y la reflexión inmediatas.


En algunas regiones de Tanzania, como veremos, las niñas de entre 12 y 16 años son intercambiadas por sus familias por vacas para casarse con hombres mucho mayores. De este modo se acepta con naturalidad una terrible realidad: las vacas tienen más valor como moneda de cambio que las propias menores.


Algunas mujeres adultas manifiestan que "es mucho más importante conseguir vacas que mantener a sus sucesoras en casa". Ante esta contundente realidad me pregunto si mi modo de entender el mundo y la vida no deja de ser tan utópico y ombliguista como lo que critico, ya que siempre se aconseja hacer un ejercicio amplio de estudio y comprensión sobe aquello que nos asalta. Pero, en realidad, creo que no quiero, afirmando que el mundo debería funcionar de otro modo muy distinto.

Vídeo publicado por el portal ruso



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