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lunes, 24 de junio de 2019

Las Cías de Marcén, un poblado andalusí de la ‘Marca Superior’ en Los Monegros de Huesca

Frente a lo que se pueda pensar tras los muchos y desconcertantes intereses políticos y religiosos que irrumpen en la realidad histórica, los alrededores de la ciudad de Huesca (Wasqa) fueron territorios profundamente islamizados en plena expansión de Al-Andalus durante los siglos VIII al XI, al norte de lo que se conoce como la 'Marca Superior’. Cierto es que cuanto más al sur de Wasqa nos encontremos, mayores son sus asentamientos. A pocos kilómetros de la capital altoaragonesa, muchos restos siguen inéditos bajo tierra, pero también existen vestigios al descubierto (fortines y torres vigía, acequias y canalizaciones, cuevas... y gran cantidad de ejemplos en la toponimia local).







El de “las Cías”, junto a la localidad monegrina de Marcén, es uno de esos poblados que invitan a la reflexión y al gusto por la historia. Caminando por sus calles y viviendas, junto al embriagador aroma que desprende su flora autóctona, llegamos a sentirnos parte de ese rico pasado intencionadamente olvidado en esta zona de la Península Ibérica.






El nombre de este yacimiento de ‘las Cías’ guarda una estrecha relación con la gran cantidad de aljibes (recogida de agua) y silos (almacenamiento del grano) que fueron creados por los pobladores del lugar.










El poblado está en un saso (como aquí decimos), en la explanada de un cerro amesetado rodeado de olivares. En él verificamos la importancia que para ellos suponía la canalización del agua, escasa en esa zona, así como la artesanía y el culto religioso. Prueba de ello puede apreciarse en lo descubierto durante las excavaciones que desde 1987 llevan realizándose de un modo intermitente (canales, aljibes, cerámica, una Mezquita y una Musalla).





Dicho asentamiento, según he podido leer, se fundó durante el periodo del Califato de Córdoba en torno al año 1000, situado sobre el valle del río Flumen, un terreno donde su riqueza agropecuaria (frente a otro tipo de lugares más al norte) estimuló la creación de muchas poblaciones y un fructífero desarrollo de éstas hasta la posterior ‘conquista cristiana’.








Siento un grandísimo placer andando por la comarca de Los Monegros, de grandes llanuras y preciosas sierras, con un ecosistema diferenciado y único muy valorado por estudiosos de todo el mundo (aunque haya cambiado esencialmente tras el proceso de ‘regadío’ de las últimas décadas). 


Desde aquí os invito a que visitéis este y otros lugares, bastante desconocidos aún a pesar de atesorar impresionantes sorpresas naturales, históricas y culturales. 
Parece como si necesitáramos otro tipo de estímulos para salir al mundo. Quizás la creciente moda de los “deportes de aventura” y la adictiva “adrenalina” que ellos generan estén frenando el descubrimiento personal del territorio en todo su conjunto, dificultando el “conocimiento universal” en favor de una meta autoimpuesta, dejando el "campo del saber" como un despojo en una cuneta.




* Fotografías de Pedro Mari Martín

Algunas fuentes consultadas para este post: 
* Yacimientos en Al Andalus (blog de historia)
* Pasos (blog de naturaleza)
* Wikiloc, rutas y senderismo (web de rutas por España)


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viernes, 14 de junio de 2019

‘Don Federico’ necesita caer en el olvido

Me gustan los romances tradicionales, los cuentos y las canciones populares que han sobrevivido al paso de los años. Sin embargo, siendo consciente de la importancia que adquieren muchas de estas manifestaciones culturales dentro de nuestra sociedad, en su educación y en sus roles... creo importante tener en cuenta ese amplio "repertorio" que, generación tras generación, ha seguido transmitiéndose por inercia, sin una sana (r)evolución y un cambio de rumbo necesario.


Durante varios años me dediqué al “estudio” de una parte del folclore autóctono, recopilando fábulas, romances, chascarrillos... y sobre todo su música de tradición oral y los antiguos instrumentos utilizados. Conozco lo positivo de muchos "juegos tradicionales" en relación al trabajo en equipo, al descubrimiento del propio cuerpo humano, al estímulo del cálculo o la memoria, entre otras virtudes. Pero quizás por eso mismo, también tenga en cuenta todo lo demás y de ahí mi opinión actual sobre ello, respondiendo a un sinfín de reflexiones que, desde hace bastantes años, han ido surgiéndome sin cesar. A veces digo que “las tradiciones están para recuperarlas, olvidarlas o modificarlas”.


A estas alturas de siglo, creo que a tod@s nos iría bien un cambio de registro. Dejar de pensar que algunas cosas son tan solo “un juego de niños” inofensivo e intranscendente.  Deberíamos ser más conscientes y crític@s con algunos de nuestros actos cotidianos. Reconozco que abandonar la “zona de confort” no resulta sencillo, pero verdaderamente lo encuentro necesario. 


Sin más, reconociendo que este tema invita a un debate más amplio y serio, os dejo con este tremendo cortometraje de tan solo un minuto de duración...
  


“La palabra puede construir el cambio… o permitir que todo siga igual”.

Idea y Dirección: Elvira Ongil
Cámara y Montaje: Adela Burgos
Reparto: Adriana Arévalo, Estrella Fuentes, Henar Sevillano,
Elisa Toquero y Daniela Hernando

* PREMIO a la Mejor Directora del V Festival de Cortometrajes Contra la Violencia de Género de Jaén.
* 1º PREMIO en el concurso ‘Abre tus ojos y defiende tus derechos’ de AIETI (Madrid).
* 1º PREMIO en el I Concurso de Cortos sobre Igualdad de INICE (Salamanca).

* SELECCIONADO en el XV Certamen Internacional de Videominuto (Zaragoza), en el II Festival Internacional de Cine en las montañas (COLOMBIA), el XV Festival de curtmetratges de Vinaròs “Agustí Comes” (Valencia), el Rural Film Fest El edén de la Mancha 2016 (Ciudad Real), el Puertas Film Fest (Asturias), el 7º Festival Iberoamericano de Cine Azul Surrealidades (COLOMBIA), el Directed by Woman BCN MAD 2016 (Madrid y Barcelona), el FESCIGU (Guadalajara), el XVIII Abycine (Albacete), y la 14º Muestra Alcarreña de Cortometrajes.