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martes, 15 de noviembre de 2011

Irene

Querida Irene, nuestra pequeña amiga. 
Resulta imposible olvidar el brillo hermoso de tus ojos, tu mirada tierna y asentada, bella, con esa armonía precisa que el destino solo otorga a unos pocos de vez en cuando.
Sabes quien soy, aunque no me recuerdes demasiado. El exilio forzoso en el que me encuentro tiene estos inconvenientes de difícil solución.
No es que haya dejado atrás a mucha gente por la que sienta un verdadero y afectuoso cariño, pero entre esas pocas personas a las que añoro, esas a las que sigo queriendo de todo corazón, te encuentras tú. Sin duda también tus padres y otros muy buenos amigos que, aunque sean escasos, siempre van conmigo en este incierto viaje que es la vida (tu ya sabes a quienes me refiero, pues ellos han podido disfrutar mucho más que yo de tu compañía).


No olvido aquel día, en la ermita de Chalamera, acompañando con mi música a tus padres. 
Qué recuerdos…, yo con el pelo rizado y camiseta a rayas con “tejanos”. 
Sí, mi querida amiga, esperaste un tiempo, pero por fin apareciste con la risueña y tímida sonrisa que siempre te ha acompañado. Un instante crucial en el que comenzabas a compartir viaje con muchos de nosotros.
Cómo olvidar aquellas solitarias tardes en las que iba hasta tu casa, sin prisa, dejando pasar las horas... charlando con tu madre o con tu padre hasta bien llegada la noche. 
También recuerdo algunos de tus primeros movimientos, ejercidos por derecho entre aquellas finas telas que acomodaban el viaje iniciático que habías emprendido. Desde entonces hemos viajado sobre los mismos raíles, en vagones distintos, pero cercanos el uno del otro divisando el paisaje.

Ahora, ante lo sucedido, nuestros cristales se han empañado y no logramos ver con nitidez más allá de unos pocos metros. Esto ocurre, lo sabemos, por mucha rabia que nos carcoma por dentro. Esperaremos pacientemente la llegada de días más soleados, para mirar con otros ojos hacia el horizonte y observar las flores abundantes poblando las canteras. Nos dejaremos llevar por un colorido lienzo de pétalos deslumbrantes que posarán para nosotros.

Los viajes nunca se acaban del todo, siempre quedan los buenos momentos vividos con intensidad, el son de una música embriagadora que los funde en uno solo, renovado, mucho mas libre y cercano.
No estés triste preciosa, pues sentimos tu compañía mientras este ajetreado movimiento en el camino continúe. Juntos pasaremos por túneles, estaciones, paisajes de ensueño y momentos de duda. Así que hasta que llegue nuestro momento, nos esforzaremos por hacer bien esas cosas por las que vale la pena luchar. Seguiremos cultivando el jardín que cada uno albergamos dentro, lo podaremos con cariño, compartiendo su belleza y jugando en él aunque la artrosis se resista a abandonarnos.

Ahora, en este nuevo viaje que has emprendido, despojada de dolores y pesadas noches, notarás sobre tu rostro sencillo la caricia del viento en tus mejillas, provocando risas y carcajadas sinceras, haciendo eco en las cumbres más altas del universo. No hallarás los paraísos efímeros tantas veces proclamados, pero te espera, sin duda, algo mucho mejor: descansar en paz sintiendo la música libre de los corazones amados y despiertos.

Irene, gracias por estar ahí, por tu compañía, por todo.
Recuerda que te queremos... y mucho!!

5 comentarios:

  1. Es precioso!!!!!
    A veces, también nos cagamos en todos los dioses. Y ahora nos tenemos que conformar con recordar, como tú dices, los ojos brillantes y la sonrisa tímida de Irene. Porque no nos queda otra...
    Me ha encantado.
    P.

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  2. Gracias.
    Creo que no puedo escribir nada más al respecto.
    Siempre nos acompañará dándonos fuerzas.

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  3. Amigos, he recibido vuestro beso. Y desde aquí, en plena noche silenciosa, os envío otro muy grande y sincero para vosotros.
    .

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  4. Queria darte las gracias,ya que personalmente no puedo por las dulces palabras dedicadas a mi sobrina,te recuerdo muy bien en la boda de Pedro y Mari nada entonces nos hacia presagiar tanto dolor y tanta pena.Espero poder darte un abrazo en persona algun dia,un beso.

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  5. No tienes que darme las gracias por nada, de verdad. Solo escribo aquello que siento de un modo sincero sin pretender convertirme en profeta alguno.
    No obstante, agradezco (y mucho) tu comentario y desde aquí te envío un fuerte abrazo esperando que algún día podamos reencontrarnos de nuevo frente a frente.
    Muchos ánimos y besos!!
    .

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