De este modo se cubrieron de blanco las calles de Torla, a escasos kilómetros del "Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido", durante la madrugada del pasado viernes 22 de noviembre.
Me gusta esa soledad, el silencio tan apenas interrumpido por mis pasos sobre el manto virgen caído del cielo.
No me crucé con nadie, tampoco se oían los cencerros de las vacas cercanas al pueblo. Todo era perfecto, idílico, invitaba a la imaginación y al recuerdo. Como un "maqui", bien abrigado y andando por las sombras de aquel silencio, me sentí libre, vivo, aunque fuera por un momento.
Cómo no imaginar un espectáculo en aquel instante, a Pina Bausch bailando descalza sobre las heladas superficies del parque..., con su cuerpo al desnudo, bello y transgresor como de costumbre...
Con mis huellas hundidas en la nieve, seguí paseando por las blancas calles, fumando algún que otro cigarro en la oscuridad de la noche, pensativo, sonriente, ante aquel lienzo infinito de luces y sombras maravillosas.
Tras dos horas ininterrumpidas de nieve y frío, decidí volver a casa, contento de mi aventura nocturna, hacia el calor del vientre hogareño.
La mañana siguiente amaneció furiosa, una fría ventisca nos daba aviso de lo que iba a ser el día. Pero eso, amig@s, lo dejo para otra ocasión.
Feliz semana a tod@s!!